Verano. Playa.
Él de short remangado.
Ella mini de jean y bikini.
Él prende la serenata en el parlante al ritmo de Como Adán y Eva.
Ella lo ve.
Él le sonríe.
Ella le devuelve la sonrisa.
Él en la reposera retiene el aire. La raviolera se luce mejor.
Ella se acerca.
Él la mira.
—¿Le decís a tu mami si me cuida las cosas mientras voy a caminar?
Él le sonríe nervioso.
—Si si, le digo—dice él desde sus once años de voz chillona.
Ella le sonríe y se va.
—¿Qué te dijo la chica Martín? —dice su madre desde la sombrilla y la reposera baja.
—Si le cuidamos las cosas que va a caminar.
—Ah.
Él suspira mientras la ve irse.
Sus ojos nunca habían visto una belleza así...