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LA FUNCIÓN
















Noche buena. Balneario. La casa de los abuelos. El fondo de arena y pinocha. Noche estrellada de treinta grados. Los primos armamos la función de teatro para los adultos. Gran preparación desde temprano. Mi prima más grande y yo interpretamos una canción del dúo Pimpinela. Ella varias cabezas más alta, interpreta a Lucía Galán. Yo, desde mis once años desgarbados, de pelo corto sin caravanas, interpreto a Joaquín. Mi voz algo ronca de vegetaciones ayuda a mi papel masculino. La vieja salida de baño de tela bordeaux de mi padre sirve de vestuario y por supuesto no falta la gomina en el pelo.

Ponemos la canción y comenzamos. El público son mis padres, mis tíos, mis abuelos y mi perro topi. Las instalaciones unas viejas sillas de hierro y lona gastada y la mesa plegable de madera.

Todavía recuerdo las carcajadas de mi abuela en esas funciones. Horas ensayando para esos cinco minutos de show para un público de seis.

Después la mesa larga improvisada, el mantel de nylon y el infaltable salpicón de pollo. Las bandejas de lechón frío y la coca cola.

Nunca más volví a escuchar Pimpinela ni me he vuelto a subir a las tablas, pero vive en mí el recuerdo de esas noches de infancia en familia.

Muy feliz navidad para todos.


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